El resumen informativo del gobierno "Puerto de Aguas Profundas", sostiene que este proyecto "tiene un alto valor estratégico al fortalecer la soberanía y la independencia económica, potenciando la integración de Uruguay en la región". Es una afirmación que requiere un análisis mesurado y realista. Especialmente cuando se propone invertir dinero del contribuyente en un proyecto a medio cocinar.
Existe una contradicción entre aumentar la independencia económica de un país y potenciar su integración. La integración acentúa la interdependencia entre los Estados. Hace que cada economía nacional se haga cada vez más dependiente de las demás. A mayor integración, menor independencia económica.
La escueta sección sobre demanda y justificación económica del proyecto revela hasta qué punto el puerto de aguas profundas dependería de decisiones de los demás países de la región. Países que tienen sus propios intereses portuarios que no siempre coinciden con los nuestros.
Los cálculos toman en cuenta "las cargas nacionales y regionales" y llegan a una "proyección escenario conservador" de la demanda por los servicios del futuro puerto de 56 millones de toneladas.
Ese volumen estaría compuesto por hierro (36 millones de toneladas) y granos (20 millones). Los orígenes de esas cargas serían: Brasil (17 millones de toneladas de hierro), Bolivia (3 millones de toneladas de hierro), Argentina (18 millones de toneladas de granos) y nuestro país (16 millones de toneladas de hierro y 2 millones de toneladas de granos). Todos serían embarques de productos primarios, transportados a granel y de bajo valor unitario. Ello tendrá un impacto sobre los ingresos potenciales por la venta de servicios portuarios.
En el caso uruguayo, el mineral de hierro (si el proyecto minero llega a fructificar) no requiere de un puerto como el proyectado. El estudio opina que los embarques de granos de nuestro país llegarán al puerto por vía terrestre para su transbordo al buque. ¿Existen las carreteras adecuadas con el hinterland del puerto (mejor no hablar del ferrocarril)? ¿No sería mejor comenzar gradualmente, por adecuar la red vial y ferroviaria?
Las cargas uruguayas ascienden a un 32,2% de la demanda proyectada. En otros términos, las cargas fuera del control de nuestro país suman el 67,8% del total y consisten en: carga brasileña (30,6%), argentina (32,2%) y boliviana (5,4%). No se habla del Paraguay. Otro dato interesante es que se piensa que el 35,7% de ese volumen llegará por intermedio de la hidrovía, lo que plantea el tema técnico de cómo se hará llegar esa carga desde el final de la hidrovía (río) hasta la costa atlántica (océano).
La idea de un puerto de aguas profundas en sí misma es buena. Para el largo plazo.
El Uruguay ya tiene el puerto más profundo de la Cuenca del Plata, que es Montevideo. Es un puerto que puede ser dragado aún más, hasta los 14 metros. Ello nos da una ventaja logística en la región y un margen de tiempo suficiente para avanzar en una estrategia de puertos realista, racional y de acuerdo a los intereses y las posibilidades del país. Una estrategia que no nos haga más dependientes de las decisiones de nuestros vecinos.
Los acontecimientos recientes deberían habernos recordado que "piano, piano, si va lontano". Y que, cuando el gobierno se apresura, es el ciudadano quien paga.
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